Artículo
(Fecha: 05/07/2001)

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@TRIBUNAFIRMA:Pablo T. Spiller
[ P ]El fallo le permite seguir con los desarrollos integrados, pero no evitará juicios
@CARGO:Catedrático de la Universidad de California, Berkeley y Director de LECG.LLC
@TIT-OPINION:Microsoft,¿realmente un ganador?

** Nota **Si y no. El fallo del jueves pasado de la Corte de Apelaciones del Distrito de Columbia otorgó un triple éxito a Microsoft. Retiró del juicio al juez Thomas Penfield Jackson, acérrimo oponente de Microsoft, por repetidas violaciones de la ética judicial, al comentar públicamente sobre un caso en curso. Eliminó, de facto, la posibilidad de romper a Microsoft en dos como había propuesto el Departamento de Justicia, y que el juez Jackson, apresuradamente, y sin considerar los posibles costos asociados a la misma, aceptó.
De esta manera, y al margen de otras consideraciones, la Corte de Apelaciones abrió el camino para que Microsoft pueda seguir desarrollando productos integrados, como lo ha estado haciendo con su nuevo Windows XP.
El "noö, sin embargo, es también importante, y potencialmente muy costoso para Microsoft. El "noö es debido a que la Corte de Apelaciones esencialmente aceptó la casi totalidad de los "hechosö (findings of fact) que el juez Jackson determinó.
Esto implica que se dejó intacta la determinación de lo que era el mercado relevante de sistemas operativos como, a su vez, de que una variedad muy amplia de acciones de Microsoft fueron anticompetitivas, teniendo como finalidad el mantenimiento de su monopolio sobre dicho mercado. Esta determinación implica que Microsoft ahora se enfrentará no sólo con un Departamento de Justicia relativamente más amigable que durante la administración del presidente Clinton, sino que se enfrentará con un enemigo más difícil, una multitud de juicios privados, los cuales aprovecharán la determinación de comportamiento anticompetitivo de la Corte para extraer de Microsoft compensaciones por daños.
Puesto que comportamientos anticompetitivos conllevan un sobrecargo relevante, y dado que el resarcimiento por daños se determina sobre la base de tres veces el daño realizado, la gerencia de Microsoft se empantanará en una larga serie de juicios costosos por cada una de las alegaciones del Departamento de Justicia que sobrevivieron a la determinación de la Corte, limitando el nivel de atención que podrá otorgar a aspectos de mercado. A su vez, el "noö implica que en la negociación de una solución con el Departamento de Justicia, los competidores de Microsoft utilizarán la amenaza de juicios para obtener límites a la introducción de productos nuevos, en particular en lo que se relaciona con Windows XP.
La determinación de la Corte de Apelaciones tiene implicancias radicales para el análisis de antitrust en mercados sujetos a cambios tecnológicos o estructurales. La Corte rechazó para dichos mercados análisis basados fundamentalmente en conjeturas de comportamiento futuro, clasificándolas de especulativas. La Corte se refirió, en particular, a la decisión de partir a Microsoft en dos. Esta medida, basada no en un análisis pormenorizado de costos y beneficios, sino en conjeturas tecnológicas y de comportamiento realizadas por el Departamento de Justicia, fue aceptada literalmente por el juez. En su lugar, la Corte reivindicó un análisis más tradicional. La Corte enfatizó la necesidad del análisis ex post de comportamientos, como basarse en conductas específicas, y no en elucubraciones sobre posibles conductas futuras. El rompimiento de Microsoft, por lo tanto, no se dará por orden judicial.
La decisión de la Corte contribuye, a su vez, al fin de un período intervencionista tanto de antitrust como de regulación. En los últimos años, en medio de un auge tecnológico inusual, el entorno regulatorio y de antitrust en EE.UU. se volvió más agresivo, acercándose al europeo, en el cual se da mayor importancia a la defensa de competidores.
Este ha sido el caso tanto en el área de la informática como en telecomunicaciones. Coincidentemente, el origen del juicio contra Microsoft es similar al de la regulación del mercado de banda ancha, ambos motivados por quejas de competidores ante deficiencias en sus propias estrategias de mercado. En ambos, la reacción del sector político tendió a apoyar al competidor. La Corte, al clarificar el estándar para mercados dinámicos, recupera el motivo del antitrust como defensa del consumidor. No fijar estándares regulatorios o estructurales ex ante / regular comportamientos anticompetitivos ex post. Penalizar comportamientos anticompetitivos / no restringir comportamientos ex ante. En el caso argentino, esta máxima debe ser utilizada en particular en el sector de telecomunicaciones, el cual enfrenta un drástico cambio estructural



DIA04 MES07 ANO2001 20010704 ANO01


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